Desde pequeños nos han enseñado a no destacar sobre el resto, sobre todo si te has criado como yo, en una sociedad católica. Nos han enseñado que tenemos que ser discretos, que si tienes algo que sobresale sobre los demás, que no lo digas y te lo guardes. Nos han educado a ser como la media y a no destacar. Personalmente lo considero un error en las bases de nuestra sociedad.
Hoy en día el activo más preciado es el tiempo. Todos (absolutamente todos) escaseamos de tiempo. Así que si yo soy un potencial cliente (o alumno) y no me dices lo bueno que eres, ¿cómo voy a saberlo?. Si no me lo dices, necesitaría tiempo para descubrirlo, pero no tengo este tiempo. Así que de primeras no te voy a elegir a ti, voy a elegir a alguna otra persona que a las primeras de cambio me haga ver (y percibir) lo bueno que es.
Tal y como me enseñó uno de mis mayores mentores, Héctor Stezano (Stezano Consulting): Humildad y ganas de aprender, SIEMPRE. Pero modestia, NUNCA.
Sé consciente de cómo eres de bueno y demuéstralo, siempre con humildad. La persona que tengamos delante debe entender lo que vamos a hacer por él/ella, debe entender cómo nuestro curso va a ayudarle y vamos a despertar emociones en esta persona que ayudarán a que se decante por nuestro curso.
Espero que este consejo te ayude cuando tengas que presentar tus cursos online a potenciales alumnos y dispongas de poco tiempo.
Si estás interesado/a en impartir clases online y/o digitalizar tu escuela, suscríbete a mi blog y no te pierdas ninguna entrada. Quiero aportarte contenido de valor que te ayude en tu camino hacia la educación digital.